¿Qué pasaría si hubieras tomado otras decisiones en tu vida? – La Biblioteca de la Medianoche de Matt Haig

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Entre la vida y la muerte hay una biblioteca, y los estantes de esa biblioteca son infinitos. Cada libro da la oportunidad de probar otra vida que podrías haber vivido y de comprobar como habrían cambiado las cosas si hubieras tomado otras decisiones... ¿Habrías hecho algo de manera diferente si hubieras podido?

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Replantearnos las decisiones que hemos tomado en la vida; hacer un balance de donde estamos parados; preguntarnos si habríamos hechos las cosas diferentes en el pasado: todo esto que menciono es un evento canónico de la vida de todos nosotros que indefectiblemente atravesamos en algún momento entre los veintipico y los treinta y pico. Por alguna razón misteriosa de la vida, este momento de crisis existencial suele asaltarnos a horas de la madrugada, cuando queremos alcanzar los 8 horas de sueño y fallamos miserablemente por milésima vez.

Por supuesto, yo tampoco estuve exento de esos momentos de crisis: más de una vez me cuestioné mi carrera profesional, mis vínculos con otras personas, mis decisiones económicas y, en definitiva, todo aquello de lo que suele arrepentirse cualquiera que solo busca vivir una vida digna, con sus dosis de felicidad. Por más que los demás nos brinden palabras de aliento, que nos repitan que todo está bien o que llevamos el rumbo correcto, cuando uno es quien debe enfrentarse una y otra vez con los resultados de sus propias decisiones, esas palabras rara vez logran el efecto que se espera.

Cuando nos replanteamos todo esto, es imposible no preguntarnos cómo habría sido nuestra vida si hubiésemos tomado decisiones distintas: ¿estaríamos en un lugar mejor? ¿Seríamos más felices? ¿Tendríamos la vida que Homero imaginaba si hubiera asaltado el minisúper? Precisamente este dilema es el que enfrenta Nora Seed, protagonista de “La Biblioteca de la Medianoche”, la novela del autor británico Matt Haig y ganadora del premio a Goodreads Choice Awards a la mejor novela de ficción del año 2020.

Nora es una chica de 35 años que vive en Bedford, Inglaterra, y que vive una vida llena de frustraciones y remordimientos sobre lo diferente que podría haber sido su vida si hubiese hecho las cosas de otra forma en el pasado. Ese desencanto la conduce a un punto de no retorno, donde llega a convencerse de que seguir adelante carece de sentido y que la única salida posible es poner fin a su vida. La novela ya nos prepara para este momento desde el mismísimo comienzo, cuando abre la historia con la frase “Diecinueve años antes de que decidiera morir, Nora Seed se encontraba en la cálida y pequeña biblioteca del instituto de enseñanza secundaria Hazeldene, en la ciudad de Belford.”)

Sin embargo, las cosas no terminarán sucediendo como Nora se las esperaba. Luego de intentar ponerle fin a su vida, en vez de encontrarse con la oscuridad absoluta de la nada misma, termina apareciendo en un edificio misterioso: La Biblioteca de la Medianoche, un lugar repleto de libros que contienen las infinitas vidas que podría haber vivido si hubiera tomado decisiones diferentes en el pasado. Cada libro refleja una alternativa posible y le ofrece la oportunidad de sumergirse en esa existencia paralela, distinta a la que conocía como su vida original. Para fortuna de Nora, no estará sola en la biblioteca: contará con la compañía de una persona muy querida de su pasado, quien la guiará en su recorrido a través de sus vidas paralelas, en esta especie de multiverso de infinitas posibilidades. Por otro lado, también le dará una advertencia sobre su visita a la biblioteca: La Biblioteca de la Medianoche es un lugar que solo existe entre la vida y la muerte. Si Nora finalmente termina por morir en su vida real, ya no habrá vuelta atrás y la biblioteca desaparecerá junto con ella. Así, el tiempo del que la protagonista disponga para explorar sus vidas alternativas estará limitado al tiempo que finalmente demore en completarse su plan inicial de acabar con su vida. 

– Nunca podré ser todas las personas que quiero ser ni vivir todas las vidas que quiero vivir. Jamás podré aprender a hacer todas las cosas que quiero aprender a hacer. Y ¿por qué quiero? Quiero vivir y sentir todas las tonalidades, matices y variaciones de la experiencia mental y física que sea posible. – Sylvia Plath.".

En este punto resulta interesante remarcar algo crucial en la historia de Nora. Ella llegó a la conclusión de terminar con su vida porque no encontraba sentido en seguir viviendo: acumulaba arrepentimientos, sentía que había fallado en sus vínculos y proyectos, y finalmente decidió ponerle fin a todo. Esa ausencia de sentido vital que atraviesa la protagonista dialoga directamente con las reflexiones de Viktor Frankl en “El hombre en busca de sentido”, donde se subraya que la falta de propósito puede conducir a la desesperación más profunda.

Por supuesto, existen diferencias notorias entre ambas obras: mientras Nora es un personaje ficticio dentro de una novela, Frankl reconstruye en su libro la experiencia real de haber sobrevivido como prisionero en un campo de concentración durante el Holocausto. No obstante, el núcleo de su planteo converge en una misma idea: incluso en medio del sufrimiento extremo, lo que permite sostener la vida es el sentido que le atribuimos, ya sea una meta por cumplir, una tarea pendiente o, en última instancia, la actitud con la que enfrentamos el dolor inevitable.

El recorrido de Nora por sus vidas alternativas la llevará a comprender que, cuando nos sentimos atrapados en una única vida, es muy fácil imaginar todas las tristezas, las tragedias, los fracasos y los miedos que pueblan esa existencia en particular. Pero todo lo malo es un producto derivado de la vida, en cierto sentido. No es la vida, sin más. De esta forma, las cosas nos serían mucho más fáciles si entendiéramos que ningún estilo de vida nos inmuniza contra el drama. La tristeza y la felicidad son intrínsecas a la vida misma. Por supuesto que se pueden presentar en distinto grado y cantidad, pero no existe ninguna vida en la que podamos ser felices para siempre. Imaginar lo contrario solo consigue hacernos más infelices en la vida que nos ha tocado vivir.

Al final del día, vale la pena acordarnos de algo simple: nadie elige las cartas que le tocan. Vivir en este mundo no es nada fácil, y todavía no apareció un manual para hacerlo sin arrepentimientos. Pero si logramos tener presente esta idea, quizá podamos soltar un poco de presión, encontrar algo de calma y reconocer lo que sí hemos conseguido, incluso cuando la vida no jugó a nuestro favor.

 

JMR

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